Los jugadores del Hamburgo vivieron un episodio rocambolesco, por llamarlo de alguna forma; cuando iban a jugar contra el Hoffenheim, les paró la policía sin que el conductor del autobús hubiera cometido ninguna infracción. Esto se debió al deseo de una joven agente por tener un autógrafo de Mladen Petric. El croata, amablemente, se bajó del autobús e hizo realidad el sueño de esta fan.
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